Publicaciones:
El Mar de Venus. Editorial Hijos del Hule. Barcelona (2010).
Ferro, el Muñeco de Hojalata que Quería ser un Niño con Corazón. Ediciones Gentle Noise. Barcelona (2011).
La Habitación de los Pájaros. Premio Relatos Románticos (2012). Publicación en antología Ese Amor que Nos Lleva, Ediciones Rubeo. Barcelona.
Microrrelato. (Antología). Epidermis. Barcelona (2012).
De tu boca, el despertar (poemario). Ediciones Carena (2013, Barcelona).
Todas las primaveras son pecado (poemario). Ediciones Carena (2016, Barcelona)


sábado, 4 de junio de 2011

REFLEXIONES SOBRE EL DESIERTO

Leyendo sobre el desierto y sus misterios, recordé mi propia experiencia en aquel espacio tan vivo e inerte.
Había escrito dos monólogos sobre el desierto, y sin embargo, ahora puedo comprobar que me dejé demasiadas cosas en el tintero, o mejor dicho, en la vivencia no reflexionada.
Creo recordar que entonces hablé sobre la contrariedad de la ley del desierto, sobre su todo y su nada, tan distintos en apariencia y armónicos en conjunto. Sin duda, esta sinceridad me conmueve.
El orden natural de las cosas me instruye acerca de mi propia ignorancia sobre el sufrimiento y la vida, que como tal apenas es vida. Porque, en el ciclo solar de las arenas, sentí que, en realidad, mi dolor nunca había existido, tan solo fue pensado, y la revelación me sobrevino con alegría.
El paso firme de los nómadas y su mirada serena interrogan todos mis miedos. Sin hablar, te muestran el camino, y no puedes sino seguirles, en silencio y con la mirada expandida sobre su horizonte infinito.
Porque su camino es infranqueable, en él no caben fronteras de tanta amplitud; y este albedrío, no puede sino encoger y asustar a alguien como yo: hija de urbe y murallas tiránicas.
Descubrirse ante un mundo real y hasta ahora incógnito no es fácil, como tampoco es fácil reconocerlo. Te sientes desnuda de todas tus verdades, que ahora se diluyen en la arena; sientes que Verdad solo hay una, y tú has estado tan lejos… Te preguntas si no será demasiado tarde para despertar del mal sueño, para volver atrás y rebautizarte como ser humano; si quizá ya estarás destinada a seguir existiendo a partir de ese artificio que siempre fue tu vida.
Y es que incluso el tiempo del desierto es otro, eso también me lo enseñaron sus silencios: son los ciclos de sol y de luna, la fluidez imprecisa y cambiante de la arena en el viento; porque descubrí que vientos hay muchos, tan solo es preciso entenderlos.
Los nómadas nacen con un mapa trazado de arena sin confines, tan antiguo como la propia tierra.
Ahora quiero hablar de la noche…
La noche en el desierto es mágica y eterna, cada noche es única e igual a todas.
Algunas son coléricas e impetuosas: el nómada se resguarda en la tienda, respeta el enfado del viento, espera paciente…
Otras son suaves y gentiles, y es cuando todos se atreven a soñar bajo su cielo estrellado; porque la arena fluye como una caricia de seda, los planetas pasean alegres y silenciosos, de la mano, arrullados por el solemne canto de la luna, llena y grávida de mil estrellas.
No puede haber sueño más profundo.
No puede haber plenitud más deleitable.
Quiero conservar la mirada de aquel encuentro, el mismo resollar ingrávido.
Quiero volver a perderme y encontrarme en el fondo de mi única Verdad.

Alba Seoane

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